
El vicario de Anatolia afirma que la ciudad está "todavía en una situación de emergencia". La tierra sigue temblando y la cifra, Siria y Turquía, supera los 55,000 muertos. La reconstrucción es urgente.
Turquía, golpeada por el devastador terremoto del 6 de febrero, sigue viviendo una situación de emergencia total, con algunas diferencias: en Iskenderun la gente intenta restaurar los servicios básicos, en otros lugares, como en Antioquía, "la situación es realmente trágica". Así lo explicó a AsiaNews monseñor Paolo Bizzeti, vicario de Anatolia.
La cifra actualizada de víctimas, publicada ayer por el ministerio turco del interior, es de 48,448 muertos. En Siria, la cifra se calcula en 7,259 muertos sumando un total de 55,707 muertos en ambos países. Y la tierra sigue temblando: "Es una situación que causa temor y tiene un fuerte impacto psicológico", admitió monseñor Bizzeti.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, describe un escenario de "devastación impactante y destrucción apocalíptica". Al mismo tiempo, hizo un llamamiento para solicitar más "recursos" y una "mayor respuesta humanitaria, para que la gente pueda retomar sus vidas".
Para el vicario de Anatolia, el corazón de la tragedia es Antioquía donde "se calcula que hay que retirar 1.6 millones de toneladas de escombros" de una ciudad "arrasada". Los edificios que quedan en pie son inhabitables y requerirán "un gran esfuerzo para despejarlos" e iniciar un plan de reconstrucción.
Una destrucción que marca el fin de una era
"Somos conscientes, prosigue, de que se ha terminado una era: toda la Antioquía antigua, con sus viejas casas de estilo sirio, ha desaparecido y no se puede reconstruir. Incluso desde el punto de vista turístico, los lugares más interesantes han desaparecido... ¡milenios de historia arrasados! Casi toda la población ha huido, y está viviendo en tiendas de campaña o se ha refugiado en las montañas".
El futuro no es mucho mejor: "La electricidad, el alcantarillado, el agua, las comunicaciones: todo tiene que ser reconstruido. Incluso el museo, que alguna vez fue la atracción principal, no se sabe si reabrirá ni cuándo sucederá, al tiempo que se llevan a cabo trabajos para intentar resguardar las mundialmente famosas estatuas de la era hitita para preservarlas. Una situación trágica en ciernes.
En Iskenderun la situación sigue siendo precaria: "Los bancos están cerrados, hacen faltav varios servicios y no es fácil intentar volver a una vida sostenible. La gente está a prueba y tiene miedo de dormir en sus casas, incluso si están intactas y habitables. Todavía estamos en medio de un terremoto".
Aunque hay noticias positivas: "En abril se espera que lleguen contenedores para abrir bancos y oficinas de correos, para volver a prestar los servicios esenciales y poner fin al aislamiento, que es aún mayor en los pueblos y localidades aledañas". El trabajo de Caritas Turquía, de la que monseñor Bizzeti es presidente, se concentra en las inmediaciones de Antioquía.
Finalmente, el vicario de Anatolia explica que "pronto surgirá la cuestión de la reconstrucción de la iglesia de Iskenderun, que ciertamente no podemos reconstruir tal como estaba. Esta puede ser una oportunidad para reconsiderar la arquitectura de la catedral para que esté en armonía con el estilo turco, basado en iglesias que son parte de la cultura y la arquitectura turcas", concluyó.